Frases y aforismos de El Retrato de Dorian Gray, Oscar Wilde
- Solo hay una cosa peor en el
mundo que el que hablen de nosotros, y es que no hablen.
- La Belleza, la verdadera
Belleza, termina donde empieza una expresión intelectual. El intelecto es
en sí mismo una exageración, y destruye la armonía de cualquier rostro.
- Un obispo sigue diciendo a los
ochenta años lo mismo que le dijeron a él cuando era un muchacho de
dieciocho, y en consecuencia su aspecto es siempre absolutamente
encantador.
- Es mejor no diferenciarse de
los que nos rodean.
- Cuando alguien me gusta
desmesuradamente nunca le digo a nadie su nombre. Me parece como entregar
una parte de él.
- La cosa más común se hace
exquisita y deliciosa tan solo con que la ocultemos.
- El único encanto del matrimonio
consiste en hacer necesaria para ambas partes una vida de desengaño.
- Conciencia y cobardía son en
realidad lo mismo.
- La risa no es un mal comienzo
para una amistad, y es el mejor final de todas.
- Elijo a mis amigos por su
belleza; a mis conocidos por su carácter y a mis enemigos por su
inteligencia.
- Solo los intelectualmente
perdidos discuten siempre.
- No hay duda de que el Genio
perdura más que la Belleza. Eso explica que todos nos tomemos tantas
molestias por cultivarnos demasiado.
- Lo peor de tener un romance es
lo antirrománticos que nos deja después.
- Los que son fieles solo conocen
del amor los placeres; son los infieles quienes conocen las tragedias del
amor.
- Las mujeres no aprecian el
atractivo. No las buenas mujeres, por lo menos.
- La única manera de librarnos de
una tentación es rendirnos a ella.
- La juventud es la única cosa en
el mundo que merece la pena poseer.
- La Belleza es una forma de
Genio; en realidad, más elevada que el Genio, pues no necesita
explicación.
- Solo la gente superficial no
juzga por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible,
no lo invisible.
- ¡Siempre! Terrible palabra esa.
Me hace templar cada vez que la oigo. Las mujeres son tan aficionadas a
usarla…
- La única diferencia entre el
capricho y la pasión de toda una vida es que el capricho dura un poco
más.
- No me gustan los placeres
sencillos… Me pregunto quién fue el que definió al hombre como un animal
de raciocinio. Fue la definición más apresurada que se haya dado jamás. El
hombre es muchas cosas, pero no racional.
- El pecado es el único elemento
de color que le queda a la vida moderna.
- Los jóvenes quieren ser fieles
y no lo son. Los viejos quieren ser infieles y no pueden.
- Cuando uno oye mala música, es
su deber ahogarla con la conversación.
- Hoy en día la gente conoce el
precio de todo y el valor de nada.
- Los hombres se casan por
cansancio; las mujeres, por curiosidad. Unos y otras acaban
decepcionados.
- Las mujeres son un sexo
decorativo. Nunca tienen nada que decir, aunque lo digan de una forma
encantadora.
- Cuando uno está enamorado,
siempre empieza por engañarse a sí mismo y termina por engañar a otros.
- La gente es muy aficionada a
regalar a otros lo que más necesita para sí.
- Las clases medias no son
modernas.
- Solo hay dos clases de personas
en verdad fascinantes; la gente que lo sabe absolutamente todo y la gente
que no sabe absolutamente nada.
- Siempre hay algo ridículo en
los sufrimientos de quienes hemos dejado de amar.
- Cuando nosotros mismos nos
culpamos, sentimos que nadie más tiene derecho a hacerlo.
- ¡Esa terrible memoria de las
mujeres! ¡Qué cosa tan aterradora! ¡Y qué absoluto estancamiento
intelectual revela! Uno debería absorber el color de la vida, pero nunca
recordar sus detalles. Los detalles son vulgares siempre.
- El único encanto del pasado
consiste en estar en el pasado.
- Las mujeres son
encantadoramente artificiales, pero carecen de sentido alguno del
arte.
- Las mujeres aprecian la
crueldad más que ninguna otra cosa. Poseen instintos maravillosamente
primitivos. Las hemos liberado, pero siguen siendo esclavas en busca de
dueño, aun así. Les encanta ser dominadas.
- Los cánones de la buena
sociedad son, o deberían ser, los mismos que los cánones del arte. La
forma es absolutamente esencial. Debería tener la dignidad de una
ceremonia, así como también su irrealidad, y debería combinar la falta de
veracidad de una obra dramática romántica con el ingenio y la belleza que
hacen encantadoras esas obras. ¿Es la falta de veracidad una cosa tan
terrible? No lo creo. No es sino un método por el que podemos multiplicar
nuestras personalidades.
- Me encantan los escándalos de
otros, pero no me interesan los que tratan sobre mí. Carecen del encanto
de la novedad.
- Los jóvenes sonríen sin razón
alguna. Es uno de sus principales encantos.
- La muerte y la vulgaridad son
los únicos hechos que uno no puede explicar en el siglo XIX.
- Por recuperar mi juventud haría
cualquier cosa salvo ejercicio, madrugar o ser respetable.
- La tragedia de la vejez no es
que uno sea viejo, sino seguir siendo joven.