Información y venta del libro : Editorial Hipérbola Janus
- En política exterior, los bolcheviques , encabezados por V.I. Lenin y L.D. Trotsky, siguieron sucesivamente una orientación pro-alemana.
- El fin de la primera guerra mundial produjo el siguiente equilibrio de poderes: Rusia perdió ante Alemania y Austria-Hungría, y esta pérdida fue fijada por las condiciones del tratado de Brest-Litovsk. Los costes de este tratado fueron importantes, pero como los bolcheviques tenían una orientación pro-Alemana, Rusia no pudo aprovechar el hecho de que Alemania, en su momento, perdió ante Francia e Inglaterra. Como resultado de ello, el 28 de junio de 1919, en el palacio de Versalles, un tratado de paz fue firmado por Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Italia y Japón, por un lado, y Alemania en el otro, determinando el orden internacional para la década siguiente.
- El tratado de Versalles fue humillante para Alemania, privándola, en lo esencial, del derecho a realizar una política independiente, de tener un ejército propio, de desarrollar su economía, y para restablecerla en el plano internacional. Además, se obligó a Alemania a que hiciera concesiones territoriales importantes y extremadamente dolorosas.
- Desde Versalles empieza también la historia de la geopolítica alemana, relacionada con el nombre y la escuela de Karl Haushofer.
- Desde 1922 Rusia adopta un nuevo nombre y se convierte en “La Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas”. Si al principio los bolcheviques acogen con neutralidad las demandas de los pueblos minoritarios del Imperio Ruso respecto a la creación de su propio Estado, en la década de 1920 prevaleció una tendencia centralista que recibió el nombre de “la política nacional de Stalin”. El rumbo fue tomado gradualmente para establecer el socialismo en un país, el cual demandaba el fortalecimiento del poder Soviético en el más amplio espacio. Por esta razón, los bolcheviques volvieron básicamente a la política Zarista de una orientación centrípeta y al reforzamiento de la unidad administrativa de Rusia. En este momento, esta política fue formulada a través de una construcción ideológica completamente nueva que estaba fundada en el internacionalismo proletario, la igualdad de todos los pueblos y la solidaridad de clase de todos los proletarios de todas la nacionalidades. Pero su esencia geopolítica permaneció como antes: Los bolcheviques reunieron las tierras del antiguo Imperio Ruso a lo largo del Corazón de la Tierra como un núcleo geopolítico. Desde un punto de vista sociológico, esta unificación procedió bajo lemas anti-burgueses y “espartanos”, en la base de un nuevo sistema de valores.
- Se habla de un momento de transición, de la implementación de una revolución proletaria en un país como primer paso en una serie completa de revoluciones en otros países y el principio de un proceso planetario de revolución mundial y universal.
- Tras la llegada de los nazis al poder en 1933, el siguiente equilibrio geopolítico de poderes, toma efecto en el mundo: por un lado, tenemos la poderosa Unión Soviética (del gran continente eurasiático), mandada por completo y de forma autocrática por Josef Stalin. Este es el Corazón de la Tierra, el núcleo de la fuerza continental global.
En el oeste, dos bloques de gobiernos se forman de nuevo, como al final de la primera guerra mundial.
1. La alianza talasocrática de Inglaterra, Francia y EEUU, así como los países del este de Europa que pertenecen al “cordón sanitario” y están bajo el control de la talasocracía (Polonia y Checoslovaquia).
2. El contienente europeo, los Estados telurocráticos, encabezados por la Alemania Nazi, la Italia Fascista y también por los países ocupados por ellos o por sus aliados.
- Así, los representantes de los tres poderes geopolíticos y tres ideologías, chocaron unos contra otros en la Segunda Guerra Mundial. El Corazón de la Tierra estaba representado por la Rusia soviética, Stalin y el socialismo (marxismo). El poder del Mar, por la coalición de Inglaterra, USA y Francia, unida bajo una ideología democrático-burguesa. El poder continental de Europa (Europa central) estaba representado por los países del Eje (El Tercer Reich, la Italia fascista y sus satélites) y por la ideología de la “Tercera Vía” (Nacional-Socialismo, Fascismo, tradicionalismo bushido japonés).
- En junio de 1944, los aliados abrieron un segundo fuerte que empeoró, en cierta medida, la posición militar de Alemania, pero no ejerció una influencia decisiva en el balance de poderes y en el curso de la guerra.
- Los resultados geopolíticos de la Gran Guerra Patriótica son los siguientes. El poder continental Europeo, Alemania, sufrió una aplastante derrota, dejando la escena del mundo político para muchas décadas. La parte terrestre, continental, de la política Europea fue paralizada por largo tiempo. Al mismo tiempo, el Nacional-Socialismo y el Fascismo fueron, a un nivel ideológico, proscritos decisivamente, y los juicios de Nuremberg promulgaron una sentencia no solo sobre actores políticos de Alemania, responsables de crímenes contra la humanidad, sino en toda su ideología, que fue reconocida como criminal.
- Del 4 al 11 de febrero de 1945 fue celebrada la Conferencia de Yalta entre Stalin, Churchill y Roosevelt, donde fueron discutidos los principios de la política de post-guerra y la estructura bipolar del mundo fue formalmente fijada. Churchill y Roosevelt representaban el mundo anglo-sajón, el eje anglo-americano, que se convirtió en un centro unificado y estratégico, núcleo de la sociedad Atlántica y de la talasocracia. Stalin habló en solitario, en nombre de la URSS como un gran Imperio Eurasiático global. Este orden mundial bipolar recibió el nombre del mundo de Yalta.
- Al mismo tiempo, la tercera fuerza, como representación del centro continental Europeo y la ideología de “la Tercera Vía”, desapareció para siempre (o al menos por un largo tiempo, que así continúa hasta el presente día).
- El colapso de la URSS, que dejó de existir en 1991, puso fin al periodo soviético de la geopolítica de Rusia. Esta etapa terminó con tan dura derrota, que no existen precedentes análogos en la historia de Rusia; ni tan siquiera la caída en la completa dependencia bajo el poder de los mongoles, pues incluso ésta fue compensada por la integración en un modelo político-gubernamental de persuasión telurocrática. En el caso presente, estamos tratando con la impresionante victoria de los principios de toda telurocracia, con la devastadora derrota de Roma y el triunfo de la nueva Cartago.
- La desintegración de la URSS significó, desde el punto de vista geopolítico, un evento de colosal importancia, que afectó a toda la estructura del mapa geopolítico global. Conforme a sus características geopolíticas, la confrontación de este y oeste, el ámbito capitalista y el socialista, con su núcleo en la URSS, representaba la expresión del profundo proceso de la gran guerra de continentes, un duelo planetario entre la civilización de la Tierra y la civilización del Mar, que se elevaba hasta el más alto grado de intensidad y a escala global. Toda la historia precedente conducía al tenso apogeo de esta batalla, que recibió precisamente en 1991 su resolución definitiva. En este momento, junto con la muerte de la URSS, tuvo lugar el colapso de la civilización de la Tierra, el baluarte de la telurocracia se desmoronó, el Corazón de la Tierra recibió un golpe fatal.
- Durante este periodo (1970-1980), la campaña de propaganda en relación con la denuncia de las “represiones de Stalin” y el régimen totalitario soviético, alcanza su cumbre, e incluso los círculos políticos izquierdistas prefieren aceptar esta crítica para permanecer en el espacio de la corrección política.
- En lugar de fortalecer su influencia sobre el movimiento izquierdista mundial, en beneficio de su interés geopolítico, la URSS adopta estos tópicos de la propaganda, que fueron inculcados en este movimiento por los poderes pro-capitalistas y burgueses, interesados en el debilitamiento de la civilización de la Tierra y el fortalecimiento de la civilización del Mar (los EEUU).
- Los representantes de la Cuarta Internacional, los trotskistas, jugaron en esto un papel importante. Siendo oponentes radicales de Stalin y su política de construcción del socialismo en un país ya desde las décadas de 1920 y 1930, los Trotskistas hicieron de la URSS su principal enemigo, y en la lucha contra ésta, se dieron en solidaridad con cualquier poder, incluyendo aquellos que ellos consideraban como sus “enemigos de clase”.
- Gorbachov no hizo ningún esfuerzo efectivo para preservar la URSS.
- Para asegurar finalmente su éxito en la lucha por el poder, sólo le quedaba una cosa a Yeltsin por hacer: Defenestrar a Gorbachov de una vez por todas. Para ello era necesario disolver la URSS.
- La nueva arquitectura de las relaciones internacionales, construida sobre el dominio único de los EEUU, reemplazó la bipolaridad anterior. Esto significó, en primer lugar, que se preservó la estructura general del mundo bipolar, pero al mismo tiempo se produjo la retirada de uno de sus dos polos. el grupo socialista y su expresión militar-estratégica, el Pacto de Varsovia, se disolvió a finales de la década de 1980; y en 1991 se disolvió la Unión Soviética. Pero al mismo tiempo, el grupo capitalista, que se agrupaba en tiempos de la “Guerra Fría” en torno a los EEUU, el bloque militar de la OTAN y la ideología capitalista-burguesa (que dominaba en el oeste), se mantuvo por completo. Sin embargo, los líderes soviéticos en la era de Gorbachov, podían haber intentado la presentación de un nuevo sistema de relaciones internacionales “respondiendo a los intereses de la URSS”; un análisis imparcial muestra: El oeste derrotó al este; Los EEUU a la URSS; el sistema capitalista al socialista; la economía de mercado a la economía planificada.
- Las pérdidas de Rusia durante la administración de Yeltsin, las perdidas territoriales (la caída de la URSS), la catástrofe social e industrial, la llegada al poder de elementos corruptos, criminales y agentes bajo la influencia de EEUU; todo esto fue algo inaudito y sin precedentes, tanto en relación a su escala como por la reacción pasiva de la población, así como por su duración. Los años 90 supusieron una monstruosa catástrofe geopolítica para Rusia. Desde un polo del mundo multipolar y la civilización de la Tierra, que había extendido su influencia sobre la mitad del planeta, Rusia se transformó en un Estado inferior, corrupto, en fase de desintegración y de tercera fila, perdiendo rápidamente su autoridad en el contexto internacional y quedando al borde de la desaparición completa.
- Por supuesto, no podemos culpar de esto exclusivamente a Yeltsin; su camino fue preparado por Gorbachov y sus reformas, y también por un amplio grupo de agentes de influencia pro-occidental, partidarios de reformas liberales, o simplemente actores absolutamente incompetentes, corruptos e ignorantes. Pero tampoco se le puede absolver de la culpa: Sin esta personalidad, escasamente consciente del verdadero significado de los acontecimientos que se habían desarrollado a su alrededor y sin haber entendido lo que el mismo estaba haciendo y hacia dónde estaba conduciendo su política, no queda claro si los reformistas podrían haber implementado con éxito sus acciones destructivas y subversivas, que asestaron al país un golpe tan colosal.
- En este periodo, Yeltsin empieza a reconocer la gravedad de su situación, y la situación de la oligarquía corrupta y su élite pro-occidental (“los siete”). Yeltsin busca febrilmente un sucesor, pero entiendo con tiempo que Serguéi Stepashin, nombrado Primer Ministro de Rusia en el periodo que va desde mayo hasta agosto de 1999,no está capacitado para poder asumir la situación. Y en este momento Yeltsin toma una elección a favor de un burócrata poco conocido, antiguo teniente-alcalde de San Petersburgo Anatoly Sobchak, y después líder del FSB (Servicio de Seguridad Federal) de la Federación Rusa, Vladimir Vladimirovich Putin. En agosto de 1999, Yeltsin, inesperadamente para muchos, le nombra Primer Ministro en funciones y su sucesor al frente de la Presidencia de la Federación de Rusia. Esta elección cambiará sustancialmente el posterior destino geopolítico, y se convierte en el inicio de un cambio brusco de todas las orientaciones tomadas hasta entonces. Putin llega al poder en un momento en el cual parece que nada detendrá la caída de Rusia hacia el abismo.
Una vez asumido el cargo, Putin centra su atención, en primer lugar, en Chechenia y la guerra que estalla en Daguestán. Así empezó la segunda campaña chechena.
- Vladimir Putin tomó una firme posición, determinada a poner fin a la cadena destructiva de catástrofes geopolíticas, superó la profundísima crisis, restableció las posiciones perdidas, y de este modo abrió una nueva página en la historia geopolítica de Rusia.
- Putin probablemente calculó que el Islam radical de los talibanes afganos era una amenaza sustancial para Rusia y los países de Asia central.
- Tras recibir el apoyo de Rusia, los EEUU, ahora sin ningún tipo de razón, invadieron Irak después de Afganistán y también ocuparon este país, lo que provocó una protesta natural desde Rusia, Francia y Alemania. Esta coalición anti-americana recibió el nombre de “el eje París-Berlín-Moscú-, y al poco tiempo parecía que estaba creándose un bloque multipolar europeo-eurasiático, apuntado hacia la contención de la hegemonía unipolar americana.
- El eje París-Berlín-Moscú representaba un perfil de alianza telurocrática.
- En cualquier caso, la invasión de Irak mostró que los EEUU actúan sólo en su propio interés, y no piensan en tomar a Rusia en consideración, a pesar de las concesiones de Rusia a Afganistán. Además, Washington nunca suspendió su apoyo a los separatistas chechenos y caucásicos y Zbigniew Brzezinski explicó bastante cínicamente que solamente aquellos que luchan contra los EEUU deberían ser reconocidos entre los “terroristas internacionales”, mientras que aquellos que debilitan a los competidores y adversarios de los EEUU (en particular, los fundamentalistas del Cáucaso norte) deben ser excluidos de esta categoría y equiparados con “luchadores por la libertad”.
- La reacción al discurso de Múnich de Putin en el oeste y en EEUU fue extremadamente negativa; la mayoría de atlantistas y expertos empezaron a hablar de una renovación de la “Guerra Fría”. De hecho, Putin demostró que él es consciente de que la gran guerra de continentes no ha cesado y que hoy nos encontramos en su etapa siguiente. Tras esto, muchos estrategas occidentales finalmente empezaron a ver en Putin la personificación de un adversario geopolítico, la imagen tradicional del “enemigo ruso”, que se ha formado a través de la historia de la confrontación geopolítica del Mar y la Tierra.
- En este periodo empieza el proceso que recibió el nombre de “el reinicio” en la prensa internacional, y que significó el estrechamiento de las relaciones entre Rusia y los EEUU tras un periodo de enfriamiento, relacionado con la era de Putin. “El reinicio” propuso la armonización de los intereses de ambos países y la implementación de operaciones comunes en los casos en que ambos países tuvieran similares planteamientos regionales. En la práctica esto se concretó en las siguientes acciones:
1) El apoyo de Rusia para las operaciones militares de EEUU y la OTAN en Afganistán.
2) La firma del nuevo tratado START (Tratado de Reducción de Armas Estratégicas) para la reducción de armas estratégicas.
3) La cancelación de Rusia en las entregas de cierto tipo de armamento a Irán.
4) El apoyo de Rusia a las políticas de los EEUU y la OTAN en el mundo árabe (en particular, la renuncia del veto en el Consejo de Seguridad de la ONU a la resolución sobre Libia, que condujo a la intervención militar de los EEUU y la OTAN en este país y derrocó al régimen de Gadafi).
- Además de estos pasos, que engendra dieron algunas ventajas concretas a los EEUU y prácticamente ninguna a Rusia, no hubo movimientos serios en las relaciones Ruso-Americanas durante el periodo de la presidencia de Medvedev. Al mismo tiempo, los EEUU continuaron expandiendo el programa de defensa de misiles antibalísticos en Europa, a pesar de las protestas de Rusia, cambiando sus planes sólo porque afectaba directamente los procesos de negociaciones con aquellos países de Europa oriental. Además, los EEUU instalaron un cierto número de elementos de los sistemas de defensa de misiles antibalísticos en Turquía, en estrecha proximidad con la frontera rusa.
- El ciclo geopolítico que Putin empezó en otoño de 1999, inmediatamente posterior a su llegada al poder, no ha terminado. En función de sus características fundamentales, representa un movimiento en una dirección enteramente diferente a la del vector que comprende la estructuración de la geopolítica de Rusia desde la segunda mitad de la década de 1980 hasta finales de la década de 1990 (la era Gorbachov-Yeltsin). Putin desaceleró el movimiento que conducía inevitablemente y por inercia, al total debilitamiento de Rusia y su destrucción geopolítica final, y empezó la complicada maniobra para revertir esta tendencia. Pero esta maniobra no ha sido consumada hasta alcanzar su final lógico, y el destino histórico del gobierno y de la civilización de la Tierra en su conjunto, el Corazón de la Tierra, Rusia-Eurasia, permanece abierto.
- La lógica espacial de la formación histórica del Estado Ruso se revela de forma inequívoca. Esta lógica se puede resumir en la siguiente formulación: La expansión hacia las fronteras naturales del noreste de Eurasia (Turania), con la perspectiva de extender su zona de influencia más allá de sus limites, hasta alcanzar la totalidad del planeta. Esta es la principal conclusión que podemos trazar base a una consideración de todas las etapas de la historia política rusa, desde el surgimiento del gobierno de Kiev hasta la actual Federación de Rusia y el espacio post-soviético.
- Está bastante claro que la posición geopolítica de Rusia tras las reformas de Gorbachov, el colapso de la URSS y el periodo del mandato de Yeltsin, son un paso atrás regular y casi catastrófico, un movimiento inverso, un fallo de la matriz geopolítica que se estaba desarrollando a lo largo de todas las etapas previas sin excepción, en la dirección de la expansión sobre el territorio (espacio). Desde el principio hasta el final de la década de 1980, Rusia empezó a perder posiciones rápidamente en el espacio global del mundo, que habían sido conquistadas con tanta dificultad y al coste de tantas fatalidades a lo largo de muchas generaciones del pueblo ruso. Las perdidas que sufrimos en este tiempo no son comparables con la Era de los Problemas o con las consecuencias del tratado de Brest-Litovsk. Incluso las campañas de Napoleón y Hitler, que infringieron innumerables muertes, fueron de corta duración, y las pérdidas territoriales fueron restauradas rápidamente y recuperadas con un amplio margen. Precisamente, en este reside la singularidad del ciclo geopolítico actual: Periodos inusualmente largos (para la historia rusa), las pérdidas no se compensan por alguna adquisición, y la parálisis catastrófica del estado de autoconciencia no es contrarrestado por alguna personalidad deslumbrante, por líderes adecuados u operaciones exitosas. Esto genera una angustia, bien fundada, sobre la condición en que se encuentra la misma Rusia a día de hoy y la percepción sobre el futuro. El análisis más desapasionado e imparcial de la geopolítica de Rusia, muestra que la posición de hoy es una patología, una desviación de las líneas de fuerzas naturales e innegables del devenir histórico. Podemos considerar las invasiones mongolas como la única analogía relacionada con la perdida de independencia durante dos siglos; pero incluso esta se compensó por el hecho de que sobre el transcurso de ese periodo, Rusia se impregnó en la experiencia de la telurocracia continental Euroasiática; una lección que aprendimos bien, y en la base a la cual se edificó, posteriormente, su poder planetario. Cómo Gorbachov y su circulo de incompetentes perdieron la “Guerra Fría”, cómo los ingenuos reformistas (por no decir imbéciles) del periodo Yeltsin, se alegraron por el colapso de la URSS y la perdida de soberanía de Rusia, hasta del establecimiento del control extranjero y atlantista del país, lo cual es sorprendente, si lo comparamos con el crecimiento estable en los avances territoriales que tuvieron lugar a lo largo de toda la etapa zarista, prácticamente, sin excepción; así como en todos los ciclos de la era soviética. en términos generales, y en relación a los soberanos rusos, los nombres de Gorbachov y Yeltsin pueden estar solamente junto a los nombres de Yaropolk, Dimitri el Falso, Shuysky o Kerensky. Sus personalidades y sus políticas, fueron un completo fracaso sin retribución alguna.
- La reintegración en el vector histórico natural se produjo únicamente con la llegada de Putin al poder, cuando el proceso en la cadena de colapsos se detuvo -y de este modo, también, la muerte y fin definitivo de Rusia- o al menos se pospuso. Pero las contradicciones de la era de Putin, y especialmente, en el periodo de mandato de Medvedev, a veces recuerdan a las formas de los tiempos de Gorbachov y Yeltsin; no nos permite estar seguros de que las problemáticas recurrentes se hayan dejado atrás, y que Rusia entre de nuevo en su órbita natural y continental euroasiática. Queremos creer en esto, pero no hay suficientes motivos para afianzar tal creencia. Todas las reformas geopolíticas de Putin, positivas en el más alto grado, tienen un defecto sumamente importante: No son irreversibles, no pasaron el punto de no retorno; y, en consecuencia, están preparadas para caer en cualquier momento ante aquellos procesos destructivos que prevalecieron durante el fin de la era soviética, y en la democrática década de 1990.