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Indigno de ser humano - Repudiados. Osamu Dazai


- No tengo la más remota idea de lo que es vivir como un ser humano. 

- Cuando de pequeño había visto ilustraciones del metro, pensaba que era un juego la mar de entretenido y no me cabía en la cabeza que solo sirviera para transportar personas.

- Si las personas no comen, mueren; y por lo tanto están obligadas a trabajar para comer. Para mí, no había nada que sonase más difícil de entender y más amenazador que esas palabras. 

- Todavía no he comprendido lo que mantiene vivo al ser humano. Mi concepto de la felicidad está en completo desacuerdo con el del resto de las personas. 

- He pasado por tantos infortunios que uno solo de ellos podría terminar más que de sobra con la vida de cualquiera. 

- Llegué a la conclusión de que las mujeres parecen una raza totalmente distinta a los hombres. 

- Está claro que las mujeres saben disfrutar de los placeres más que los hombres. 

- Comprender los sentimientos de cualquier mujer es más complicado y desagradable que estudiar las emociones de una lombriz. 

- Uno de mis compañeros me hizo conocer el alcohol, el tabaco, las prostitutas, las casas de empeño y el pensamiento de izquierdas. 

- Existe la palabra “marginados”, que denota a los infelices, a los fracasados y los descarriados de la sociedad humana. 

- El ambiente de un movimiento clandestino suponía una extraña tranquilidad, una sensación de bienestar; en suma, más que los objetivos del grupo político, podría decir que me atrajo su ambiente.

- Los cobardes temen hasta la felicidad. Pueden herirse incluso con un algodón. A veces la felicidad les hiere. 

- La sociedad. Para entonces hasta yo estaba empezando a tener una ligera idea de qué se trataba. O sea, una lucha entre individuos. Y una lucha en que el ganarla lo supone todo. El ser humano no obedece a nadie. Hasta los esclavos llevan a cabo entre ellos mismos sus venganzas mezquinas. Los seres humanos no pueden relacionarse más allá de la rivalidad entre ganar y perder. A pesar de que colocan a sus esfuerzos etiquetas con nombres grandilocuentes, al final su objetivo es exclusivamente individual y, una vez logrado, de nuevo solo queda el individuo. La incomprensibilidad de la sociedad es la del individuo. Y el océano no es la sociedad sino los individuos que la forman. 



- Creo que el hecho de que una persona sabia comparta sus conocimientos con los demás cada vez que se le presenta la ocasión es algo muy respetable. Me parece natural y nada forzado, pero vivimos en un mundo extraño en el que, si alguien muestra que sabe bastante sobre un tema en concreto, se le tacha de pedante. Por lo general, este tipo de personas no intentan aparentar, sino que de verdad conocen algo y quieren transmitir su sabiduría al respecto. Es probable que sepan cinco o seis veces más de lo que demuestran, pero como la gente suele fruncir el ceño ante este tipo de comportamiento, adoptan una actitud más reservada y no dicen todo lo que en realidad saben.