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George Orwell, Ensayos


Ay, qué alegrías aquellas. 1939 (?)- junio de 1949 (?)

En general, los recuerdos que uno tenga sobre cualquier etapa de su vida se debilitan por fuerza a medida que uno se aleja de ella. Uno aprende de continuo nuevas realidades, y las de antaño han de dejar paso a las nuevas. A los veinte años podría haber escrito la historia de mis años escolares con una exactitud que ahora me resultaría imposible. Pero también puede darse el caso de que los propios recuerdos se intensifiquen tras un largo periodo, porque uno contempla el pasado con la mirada limpia y, por así decirlo, porque uno contempla el pasado con la mirada limpia y, por así decirlo, repara en hechos que previamente habían existido de manera indiferenciada, entre muchísimos más. He aquí dos cosas que en cierto modo recordaba, pero que no me llamaron la atención por su extrañeza, por su interés, hasta hace relativamente poco. 

Evelyn Waugh (inacabado, abril (?) de 1949

En 1895 cuando encarcelaron a Oscar Wilde, habría hecho falta mucha valentía moral para defender la homosexualidad. Hoy no requeriría ninguna; una acción equivalente sería, tal vez, defender el antisemitismo. Pero eso nos recuerda que nos se puede juzgar el valor de una opinión solo por la valentía que hace falta para defenderla. Todavía existen la verdad y la falsedad, es posible defender una creencia verdadera por motivos equivocados y, aunque tal vez no se haya producido ningún avance en la inteligencia humana, las ideas predominantes en una época a veces son claramente menos estúpidas que las de otras. 

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