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Josep Pla - Las causas de la revolución


Las causas de la revolución 

Después de una investigación pormenorizada, puedo decir que el movimiento de Asturas es un movimiento inicialmente socialista, desbordado primero por la Juventud Socialista del mismo partido. La huelga comenzó el día 5 y fue, en toda Asturias, pacífica y generalmente fría. La huelga empezó a adquirir un aspecto francamente revolucionario el día 6, a las once de la noche, es decir, cuando se comenzó a saber en estas tierras lo que decían en Barcelona los representantes de la Generalitat. Desde las once de la noche del día 6, este país entró en una situación espasmódica. Los obreros de las minas, en masas compactas, entraron en Gijón, Oviedo, Avilés y en los núcleos urbanos de la provincia, y en general se mantuvieron en ellos -excepto en Gijón- muchos días seguidos. Dieron pruebas, en las primeras horas, de una cierta organización militar y política, pero con una rapidez fulminante fueron desbordados. 

Los revolucionarios, una vez constituidos en los pueblos de que pudieron apoderarse, cometieron un crimen: armaron hasta los dientes a la gente del hampa. Esta gente se dedicó al saqueo desde el primer momento. 

La táctica de las ocupaciones fue como sigue: asedio de los cuarteles de la Guardia Civil o de la Guardia de Asalto. Innumerables matanzas. Ocupación de las tiendas de alimentación y de los almacenes. Instauración del régimen de vales con la abolición de la moneda consiguiente para obtener cosas que comer, beber o vestir. En ciertos pueblos, este régimen fue mantenido y la revolución transcurrió con una relativa tranquilidad. Pero en muchos pueblos el régimen de vales fue superado por el saqueo franco. En Oviedo, la población fue pura y simplemente saqueda. 

Ya daremos detalles más adelante; ahora importa señalar las causas de tales enormidades. La opinión general en Asturias culpa a los socialistas de lo que ha pasado y pasa. Se trata de un caso de enervación de la opinión obrera auspiciado desde la tribuna pública y sobre todo desde el diario socialista de Oviedo Avance, que ha sido dirigido por el periodista madrileño, hoy preso, Javier (Javierito) Bueno. Los dirigentes del socialismo asturiano, Teodomiro Menéndez; Amador (Amadorcito) Fernández; Belarmino Tomás; Perfecto González; González Peña, secretario del sindicato minero asturiano, hombre de carrera; Bonifacio Martín; Gracián Antuña (que ha muerto en la revolución) y algunos otros dirigentes, hicieron tanta propaganda demagógica, prometieron tantas cosas que no pudieron cumplir, hablaron tanto de Rusia y de la revolución, que prácticamente la gente, después de las elecciones, se desbordó. El fruto de la propaganda lo recogió sobre todo la juventud de la minas, que es la que ha llevado y lleva a cabo la revuelta. “No puede figurarse -me decía un ingeniero de las minas de Laviana-, no puede figurarla la pedantería, la cultura primaria y esquemática, la locura interna de esta juventud.” En Asturias ha habido, en los últimos meses, un programa político y social único que se resume en esta frase: “¡Como en Rusia!” ¡Hay que hacer como en Rusia!”.

Ayudó enormemente a todo esto la labor de Avance, el diario socialista. Dicho diario, que hoy está materialmente destruido, llegó a tener una enorme tirada. Realizó una política de lo más pedestre, envenenó las cuestiones más vidriosas de los pueblos, efectuó una tarea de insensatez y de destrucción que debe calificarse de genial. Cualquier cosa infecta sirvió de pretexto para los hombres de Avance y ellos son los responsables, en gran parte, de la situación moral del país asturiano. 

Sobre estas causas imponderables se ha llevado a cabo el movimiento de sedición. Las causas ponderables han sido el dinero, enviado en abundancia desde Madrid, las numerosísimas armas, las ametralladoras, los cañones robados en las fábricas de Oviedo y de Trubia -los sediciosos llegaron a tener doce piezas de artillería y abundantes morteros de las fábricas militares-, y en general -como capa- la debilidad del gobierno Samper durante el verano, que ha hecho posible toda clase de movimientos. 

Pero, naturalmente, estos elementos fueron desbordados enseguida, por lo que decíamos al principio: es decir, por haber armado a los elementos del hampa. Solo hay que referir un hecho que lo ilumina todo: durante los nueve días en que Oviedo estuvo en manos de los sediciosos, tuvo tres comités revolucionarios sucesivos: el primero era exclusivamente socialista; el segundo estaba formado por comunistas y socialistas, y el tercero, por comunistas puros

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